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RAFAEL SANZ LOBATO



Premio Nacional de Fotografía 2011









PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA 2011













Revista OJOS ROJOS
Entrevista con Rafael Sanz Lobato




Still Life, 2007. Homege to Morandi
Gelatino bromuro sobre papel baritado, 23 x 30,5 cm.
Positivado por el autor, 2012



Rafael Sanz Lobato, El cazador solitario



EMERGET 2009

El festival EMERGET 2009 de Lleida tuvo como invitado de honor a Rafael Sanz Lobato. En la ceremonia de clausura el alcalde le entregó el Premi Honorífic de Fotografía CIUTAT DE LLEIDA. Aprovechando este evento el festival ponía como broche de oro,  la proyección de una selección de la obra de Lobato. A pesar de que el encuentro lo integraban artistas emergentes, donde sus creaciones contrastaban con el documentalismo y la fotografía creativa del maestro sevillano, no obstante, la magnífica exhibición del centenar de fotografías digitalizadas en alta definición, impactaron fuertemente en el auditorio. Aquella asamblea juvenil estalló en una prolongada ovación. El autor de esta breve crónica da testimonio de ello. Esta colección de fotografías cerraba un foro donde lo digital es lo que imperaba. El hecho sin proponérselo marcaba la dicotomía entre estos dos mundos: lo analógico y lo digital. La fotografía analógica es un clásico, que tiene su lugar en la historia. Y esta evidencia lejos de escribir el epitafio del bromuro de plata, debe de  mover las conciencias y las voluntades para avivar la vocación por recuperar la Fotografía Española. Sobre todo la obra de los fotógrafos postergados por el régimen anterior y sus sucesores. Conceder al artista que hoy nos ocupa el PREMIO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA, supone un desagravio a su obra como fotógrafo maldito. Un reconocimiento a su maestría; auténtica cátedra viviente del saber hacer fotográfico. Si este saber no se propicia en universidades y escuelas, desaparecerá con él. Pero Lobato es sólo un botón de una inmensa muestra. Es preciso que el propio Ministerio de Cultura, o como se denominen los posibles entes de la gestión pública de cultura, asuman la responsabilidad contraída con la memoria histórica, también de la fotografía; recuperando la obra de todos los fotógrafos que en España han sido. Los españoles no deseamos renunciar al legado de estos artistas amateurs.  Amateurs, no de aficionados, sino de amantes de la fotografía. Pedro Taracena Gil



SANZ LOBATO es miembro destacado de La Escuela de Madrid, albergada en la Real Sociedad Fotográfica. Formó parte del grupo La Colmena, colectivo de fotógrafos opositores a la línea oficial imperante. Las declaraciones de los miembros del jurado, así como los comentaristas que se han unido al carro de las críticas, manifiestan una serie de lamentaciones por el olvido y la postergación. Pero después de unos días, pasada la fiebre del titular con impacto y la noticia más o menos exclusiva, todo volverá al baúl de los recuerdos. El NEORREALISMO HISPANO  de la fotografía seguirá invisible. La Escuela de Madrid cercenada por el propio Ministerio de Cultura en 1988 y en 2006 por el Centro Cultural Conde Duque, y en el origen de la exclusión se sitúa la Real Sociedad Fotográfica, fosilizada en su propio epitafio pero culpable de esta generación de fotógrafos malditos.  Pedro Taracena Gil




Rafael Sanz Lobato, Premio Nacional de Fotografía 2011


Sus trabajos se han centrado en escenas costumbristas del campo, en ciudades de provincia y tradiciones festivas


PEIO H. RIAÑO Madrid 26/10/2011


La fotografía humanista está de enhorabuena: Rafael Sanz Lobato (Sevilla, 1932) es reconocido con el Premio Nacional de Fotografía.


"Su obra constituye un puente entre la nueva vanguardia neorrealista de la posguerra y los métodos de observación fotográfica posteriores a 1968. Su tema es la transformación del mundo rural tradicional y las culturas populares, que enlaza con el problema del neorrealismo, pero en una época en que su trabajo se despliega como la memoria de un mundo que desaparece", ha sentenciado el jurado del galardón, que premia de esta manera a uno de los fotógrafos con más trascendencia en las generaciones posteriores de reporteros, como la reconocida Cristina García Rodero.


Sin embargo, Lobato tiene un tratamiento de la imagen en blanco y negro más contrastado y atrevido. Declarado amante del hecho que fotografiaba, viajó por la España del abrigo gris y el pan aguado, por sus fiestas y costumbres, sin caer en la cara folclórica de la postal bonita.

"He sido un fotógrafo marginado por motivos políticos", dice

"He sido un fotógrafo marginado por motivos políticos. No he militado nunca ni con los comunistas ni con los socialistas, pero mi familia ha sido republicana. Mi visión de la sociedad ha tenido que ver con mi punto de vista humanista, pero los fotógrafos hablamos con nuestras fotos", cierra el galardonado para evitar hablar de sus resultados con la cámara.

No habla bien de los políticos, ni de los que gestionan la cultura. Dice que la ciudad no le atraía en absoluto, que viajaba al campo porque le interesaba más. Pero antes tuvo que superar su timidez. "Parece ser que he sido pionero en esto de la fotografía de tintes antropológicos. Pero al principio no me atrevía a hacer fotos en la calle. Eso cambió cuando me acerqué a la Real Sociedad Fotográfica".

Siempre militante, siempre muy crítico con la dictadura, es el mejor exponente de una generación perdida. Las nuevas corrientes vanguardistas de un país que entraba en democracia con ganas de olvidar y con hambre de color acabaron con el discurso neorrealista que Sanz Lobato defendía.

Premio a una generación

"Es una generación puente entre los cincuenta y los setenta, a la que no se ha hecho caso, ni estudiado, ni tienen exposiciones, ni visibilidad. Este es el primer premio que se da a esta generación, que quedó entre los Maspons, Cualladó y Miserachs, y el neopop", explicaba el historiador Jorge Ribalta, que ha formado parte del jurado.

"Es parte de una generación a la que no se ha hecho caso", afirma Jorge Ribalta

Para el fotógrafo Juan Manuel Castro Prieto, Lobato es un reportero de "muy buen corte", que también lució su cuidado técnico en bodegones y retratos al final de su carrera. "Es un fotógrafo terriblemente técnico, muy meticuloso. Pero además es un fotógrafo de contenido muy humano. Injustamente olvidado, por eso este premio está tan bien dado. Su registro es más reportero y efectista", explica Castro Prieto, que alude al abandono que sufren los autores que formaron parte de la conocida Escuela de Madrid.

Rafael Sanz Lobato se colocó en el lado del testigo de un mundo que desaparece y en ello se erigió como uno de los últimos fotógrafos con ojos de antropólogo, que se entregó al tono documental del que hoy todavía se respiran aromas en el fotoperiodismo con más alma. Lobato lee todo lo que su vista le permite y, de hecho, los que le conocen aseguran que está más en los libros que en la cámara.


Exposición de Cristina García Rodero y Rafael Sanz Lobato en la Fundación ONCE

En el espacio cultural Cambio de Sentido.

José Belló





Cristina García Rodero y Rafael Sanz Lobato


EXPOSICIÓN GARCÍA RODERO-SANZ LOBATO